martes, 2 de febrero de 2010

MiRAR.

-A veces me gustaría pensar menos.

-¿Por?

-Para pasar más de las cosas.

-Pero si tú ya pasas de todo...

Perforo las córneas de mi compañero con la mirada y él intenta suavizarlo:

-Bueno... o de muchas cosas.

-¿De qué se supone que paso? ¿De las gilipolleces a las que tú no paras de dar importáncia?

-No sé, eres poco sentimental.

-Soy más sentimental que tú.

Se ríe forzosamente:

-No digas tonterías.

-Tú eres la tontería. Tú eres el que va de profundo y es más superficial que una roca. Que seas un tradicional con modales y obsesiones, no te convierte en alguien con más sentimientos.

-Venga ya, yo me emociono con las películas románticas, soy la típica persona que sueña con casarse y tener una familia, disfruto como un niño cuando llega la Navidad... ¡No me digas que soy menos sentimental que tú!

-Me lo estás demostrando. Las películas románticas no son más que películas, con actores y actrices que, posiblemente, no se han enamorado nunca de la manera que interpretan. Casarse es la chorrada más gorda que ha creado la sociedad, si quieres a alguien no necesitas ningún compromiso para demostrarlo y, joder, ¿la Navidad? La Navidad es un producto de márqueting. Soy mil veces más profunda que tú, precisamente porque no me conformo con ver, sinó con mirar más allá.




NO ME CONOCES, SÓLO LO SUPONES.

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